Postura


Los pies alineados, aproximadamente con respecto a los hombros.
La cabeza alta, la mandíbula hacia adentro, los hombros relajados y la espalda lo más recta y relajada posible. El violín es sostenido únicamente por la barbilla (mandíbula) y por la clavícula, que involucra al  hombro por formar parte de él, estabiliza la mano izquierda, pero esa mano NO SOSTIENE EL VIOLÍN.
Para una mayor comodidad, para reducir la distancia clavícula-mandíbula se puede usar soporte, EL HOMBRO NO DEBE ELEVARSE.
El brazo izquierdo debe separarse del cuerpo y permanecer todo lo relajado posible para que los dedos puedan realizar el delicado trabajo de motricidad fina sobre el instrumento.
El diapasón se sitúa entre el pulgar y el borde del índice, justo encima de la primera falange del primero. Los dedos permanecen redondeados por encima de la cuerda. El codo desciende en la línea de proyección de los dedos. Según la cuerda que se toque el codo se acercará más o menos al cuerpo, sin modificar la posición de los dedos alineados y por encima de la cuerda.
El arco se sostiene con la mano derecha. La sujeción debe ser firme pero suave. Los dedos permanecen redondeados y es el dedo meñique quien se encarga de mantener el arco recto con respecto a la orientación del instrumento.